Llega a ser quien eres
La frase con que titulamos esta columna fue escrita por Píndaro: “Llega a ser quien eres”, en su poema Pythia II, y se trata de una exhortación a los deportistas griegos que competían en las olimpiadas, a fin de que superaran su anterior marca y alcanzaran su mayor potencial.
Tal vez alguno quisiera corregirla diciendo: “Llega a ser el que debes ser”; sin embargo, es más preciso afirmar que no se adquirirá una capacidad especial, sino una que ya se posee y solamente se debe impulsar para que alcance mayor potencialidad.
Esta invitación poética de la práctica deportiva se potencializa continuamente en la vida de cada persona, pues nacemos humanos, pero requerimos crecer en humanidad, como afirma la Torá: “No se es hombre simplemente por haber nacido hombre, sino cuando se asume el serlo”.
En efecto, nacemos humanos, pero debemos esforzarnos cada día por serlo aún más. La humanidad no se restringe solamente al aspecto biológico, sino que entraña mayor profundidad. Los demás seres biológicos son fundamentalmente miméticos, además de que nacen genéticamente programados para realizar determinadas acciones. En cambio, en los seres humanos, además del nacimiento biológico, podemos afirmar que se realizan continuos y múltiples nacimientos, a través de la educación y la propia maduración.
Incluso, espiritualmente se puede tener también un nuevo y permanente nacimiento, como le dijo Jesús a Nicodemo, quien creía imposible que se pudiera gestar nuevamente de otra manera que no fuera la física: “Dícele Nicodemo: “¿Cómo puede uno nacer siendo ya viejo? ¿Puede acaso entrar otra vez en el seno de su madre y nacer?” Respondió, Jesús: “En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios” (Jn 3,3-5).
¿Llego a ser quien soy?
rfonseca@noroeste.com
rodifo54@hotmail.com