Los seres humanos somos demasiado afectos a recetas; nos gusta saber la
manera de preparar este o aquel alimento y nos afanamos por adquirir los
ingredientes para preparar los platillos. Sin embargo, no son muchas las
personas que se cuestionan sobre su receta para vivir bien y de una manera
saludable.
La preocupación por conocer y preparar adecuadamente la receta de la vida
es muy antigua, como constataremos en varios textos del filósofo Séneca,
quien vivió del año 4 antes de nuestra era al 65 d.C.
El filósofo cordobés señaló que demoramos mucho en preocuparnos por
darle sentido a nuestra vida, pues abordamos este objetivo hasta en la etapa
de la madurez, aun cuando desconocemos si nuestra vida se estirará un poco
más: “Pasáis la vida como si siempre fuerais a vivir; nunca se os ocurre pensar
en vuestra fragilidad. Jamás tenéis en cuenta la cantidad de tiempo que ya
pasó… ¿No será demasiado tarde comenzar a vivir, precisamente cuando ha
llegado ya el momento de morir?”
Subrayó que no se deben diferir los buenos propósito y acciones, porque no
somos dueños del tiempo que nos resta: “¡Qué olvido tan necio de nuestra
condición mortal, el intentar diferir los buenos propósitos para el año
cincuenta o sesenta de nuestra vida, y pretender reanudar la verdadera vida
a partir de una edad a la que muy pocos han podido llegar!”
Aun suponiendo, agregó, que viviéramos más años, sería solamente un
derroche: “¿De qué le sirven a ese hombre ochenta años transcurridos en la
inactividad? Es que no ha vivido, sino que se ha demorado en la vida, y no ha
muerto tardíamente, sino lentamente. Ha vivido ochenta años. Importa saber
desde que día comienza a contar su muerte”.
¿Conozco la receta de mi vida?
rfonseca@noroeste.com
rodifo54@hotmail.com